Entre el campo de trigo y un insistente sol, Bertina y Narvino, inocentes niños, descubren besos de risas y de juegos para dar vida a esta historia acerca del mote chileno. Ella, mujer de campo y de esfuerzo. Él, hombre bruto, pero bueno. Se conocen, se descubren, se casan y envejecen. Tienen 2 hijos, el mayor, Marcelino, un angelito con síndrome de down y la menor Claudina, una diablilla con aires de citadina. Han tenido una vida larga de sacrificio, pero corta de atención. De labores y no placeres y de poca retribución. Con la nana, con la suegra, el amigo huaso y un sillón, con las payas y la espuela se va armando una canción. Un relato que nos habla de la familia y del amor, de la picardía del chileno y de la poca comunicación.