Wétiko: La payasada como fraude y el payaso como tramposo y embaucador.
Muchas personas quieren ser clown y payasas pero pocas quieren hacer reír a los demás a costa de sus ridículos afanes, de su existencia deforme, de su presunción sin límites, de su desmesurada lujuria o de su apatía irredenta. Casi nadie podrá en duda el aforismo griego de "Conócete a ti mismo" ( γνωθι σεαυτόν, transliterado como gnóthi seautón) que estaba inscrito en el pronaos del templo de Apolo en Delfos, según el periegético Pausanias. Este consejo a los visitantes, del siglo V a. C. lo habrían puesto en obra Heráclito, Tales de Mileto, El propio Sócrates y Pitágoras. Todo el que se acerca al clown sabe que la vía cómica supone este autoconocimiento, pero mucho de los que se acercan repiten: “Sí, conócete a ti mismo, pero poco. Conócete a ti mismo, pero no exageremos. Los mapas de la psique son para conocerlos y luego olvidarlos”. Y así, con estas patrañas, pretenden ganarse la vida haciendo reír. No se conocen a sí mismos y suelen hablar de la inocencia del clown para acomodarse en la ignorancia y presentarse en la escena como niños caducos. O bien hablan de vulnerabilidad del clown, mostrando su vulnus, que significa herida o trauma que debería hacernos reír, aunque no nos cause gracia; escondiendo así la vulvavirilidad que implica saber que venimos de una concha madre que es la matriz única y esencial que nos regala nuestro ridículo ser cómico. Esta vulvavirilidad que es el yin y el yan del equilibrio en la paradoja cómica, es Shakti, principio de energía que no es ni varón ni dama, pero que se representa con figura de mujer. Esta sonrisa vertical de la que nacen los principios macho y hembra y que generan en el lenguaje todos los les, lo,los, o flor de lis que se os antojen. Entonces, conocerse a sí mismo, es la gran fuente del humor y la comicidad, siempre que no elijas tomarte demasiado en serio. Esta propia celebración no puede ser tomada como autohomenaje porque sabemos que ni el clown, ni lo cómico aparecieron hace cuarenta años, sino que han existido desde siempre. En Chile en Chili y en Chiloé. Desde los caracteres de Teofrasto, Aristófanes, Plauto, Terencio y Moliere, se sabe que la comedia, y la comedia del arte, nunca han indagado en otra vía más profusamente que en la línea de conocer profundamente el carácter y el sentido ridículo de esas personalidades, de esas máscaras, para causar la risa Pues bien, los nativos americanos nos mostraron una vía de Declownolización para conocernos y saber quiénes somos y de qué lado estamos. Es necesario saber que las persona sin humor y con la idea que pueden seriamente vivir a costa de los demás, serán claramente visto como clownolizadores caníbales. En este mundo fraudulento y engañosos nos movemos payaso y payasas hoy en día y solo podemos existir con los trucos y subterfugios necesario para habitar un sistema que es tramposo y embaucador desde los medios de desinformación, la corruptela en la administración política y la religión de la banca privada. Ante esta santísima trinidad de la O, la OMC, la OEA y la OTAN ya no podemos ser inocentes ni vulnerables, solo nos queda ser un poco tramposos si queremos sobrevivir. Pero atención, digamos con Brecht. Necesitamos una Bondad Dura Una bondad que luche contra la maldad Con Maldad si es necesario Pero que luche también Contra esa Maldad que necesita. Y entonces esta es la paradoja del comediante. Vamos a llevar nuestra risa y nuestra risastencia a los altares de Sacrosanto Poder desafiándolo si es necesario hasta la horca… Exclusive. En nuestra risastencia muchas veces nos contagiamos y perdemos la ternura y el amor y solo queda la acidez del humor negro. Esta peste atrabiliaria se transmite a través de las zonas oscuras del inconsciente. Atención payasería, ni andar buscando motivos para convertirse en sufrientes sufridores e insufribles, ni tampoco imponer una risa totalitaria de los dientes para afuera que proclama la alegría como dogma. El pensamiento indígena muestra un camino. Los nativos americanos designan la enfermedad que padece la civilización occidental, al tomarse muy en serio, como Wétiko, la manifestación maligna egoica que está destruyendo nuestro planeta. Me desease, Malignant egofrenia. Enfermedad del yo. (Wétiko para los algonquin, windigo para los ojibwa) describe una forma de pensamiento, el virus mental del canibalismo. Un patógeno que engaña a su huésped y lo hace creer que obtener la fuerza vital de los demás (plantas, animales, personas, etc.) es una forma lógica y racional de existir. En otras palabras, es el virus del egoísmo, o lo que Paul Levy ha llamado en su libro Dispelling Wetiko “egofrenia”, el egoísmo intrínsecamente como una enfermedad que impide reconocer la realidad de que vivimos en un mundo interdependiente, que toda la vida tiene el mismo valor intrínseco y que en realidad no existimos como egos separados. Esta es la chichita con la que nos curaremos una vez pasadas las fiestas de nuestro alumbramiento. Nos vemos en la Clase Magiastral